Recuerdo la cita, pero
no quién la dijo por primera vez. Probablemente sea
vox populi, pero creo que ahora mismo es la mejor frase con la que puedo comenzar este blog que tratará a partir de hoy, 23 de Julio del 2008, de la nueva vida de un caminante convencido de que se hace camino al andar.

¡Qué ciudad!,¡ qué variedad!, pero sobre todo...¡cuánta gente!, y eso que estamos en Julio...
Esto último ya me lo imaginaba, pero ha habido varias cosas curiosas de Madrid que me han sorprendido aunque no tanto como la desaparición de ese morador logroñés llamado
Tabu.
La primera de ellas es la cantidad de banderas de España que hay en las obras. Esto viene de lejos, todas las veces que viajo a la Villa en mi querido Continental-Auto (ahora Alsa) me fijo en ese aspecto decorativo, pero este fin de semana fue cuando me contaron cuál es la verdad y toda la verdad de este asunto.
Esta tradición viene de antaño y consiste en que si al terminar una obra no ha habido ningún obrero muerto, al siguiente viernes de concluir la obra, se coloca la bandera y se emborrachan en plan
fiesta rave todos los currantes. Simplemente decir,
"Spain is different".

De todas formas en este viaje, hasta el Continental-Auto ha tenido un tinte especial. Hoy conocí a una mejicana majísima que iba sentada a mi lado. Nohemí se llamaba y venía a pasar unos días a esta tierra con nombre de vino. Estuvo padrísimo platicar un rato con ella.
Otra cosa llamativa de la gran urbe es que si no dejas pasar a la gente porque c

asualmente te has encontrado con alguien por la calle o simplemente estás en medio como el iceberg que hundió al Titanic y a la
Belle Epóque con él, la gente no es capaz de decirte "perdona, ¿me dejas pasar?". No, es mucho mejor quedarse detrás esperando a ver si te das cuenta por tu propio pie de que eres una persona poco cívica ya que no dejas que tus iguales puedan pasar. (Como estamos en horario infantil, escribo esta opción y no la de empujarte hasta tirarte al suelo para que una marabunta de cientos de miles de millones de personas te pisen cual uva en San Mateo)

También es fascinante que los semáforos en Madrid están estresados, y digo esto porque sólo duran como mucho 5 segundos antes de ponerse a parpadear de media otros 15 o 20 segundos. La primera vez que sufrí esto me puse a correr cual
Paco Martinez Soria en "
La Ciudad no es para mí" perdiendo el pimiento que llevaba en la oreja y la boina. Una pena.
Aún así, sobreponiéndome a este duro golpe, mi primera estancia en mi nueva casa ha sido muy satisfactoria porque me ha ayudado a darme cuenta de que Colombia no es solamente un país del otro lado del charco, de que los
triskelle makoki tienen mucho futuro y de que hermana (en mi caso) no hay más que una (esto ya lo sabía).
Otra vez con el pimiento en la oreja, amenazo con volver en septiembre.