domingo, 17 de mayo de 2009

La cata del vino desconocido

Concentración.

Seriedad.

Suavemente mueve tu copa para que el caldo empiece a liberar esos aromas que te transportarán a Bodegas Muga, esa que tiene una torre en el barrio de la estación de Haro.


Primero viajarás al patio de la vendimia con su tornillo sin fin. Te aviso, antes de que te quieras dar cuenta estarás observando las tinas donde se produce la primera fermentación que en su día fueron aspirantes a gigantes cervantinos, galardón que se llevaron los molinos de viento manchegos.

Siguiendo con el paseo aromático entrarás en una sala donde te sorprenderá un batallón del mayor ejército de barricas de roble francés y gironés del mundo. Ya podrían ser todos los ejércitos como éste, los berones entendemos así la guerra.

A la derecha encontrarás historia embotellada, grandes vinos para los mejores momentos.

Y no hemos hecho nada más que comenzar.

Ahora llega el primer contacto, un sorbo corto que apuntará las mejores cualidades del vino. El sabor dejará entrever un poco La Luna si es un Crianza, La Musa si es un Reserva y La Laurel si es un Gran Reserva, de esos que recordarás toda la vida.

Llega el plato fuerte. Una vez que el primer contacto se ha producido, tenemos que confirmar las pistas que nos ha dado, esto lo aprendí del Inspector Clouseau, mi mentor. Para ello, hay que tomar otro sorbo del vino y mantenerlo en la boca mientras respiras una única vez.

Ahora hay cuatro posibles ramas. Así, si el sabor te lleva a Santo Domingo de la Calzada (donde cantó la gallina después de asada), el vino será un Crianza, si te lleva a Logroño, se tratará de un Reserva, si tiene un toque a madera de Fagot, será un Gran Reserva y si suena como un frontis, será un Bosconia de 1942.

Sé que no es nada fácil, pero lo adivines o no, siempre nos quedará su retrogusto y choripanes.

domingo, 10 de mayo de 2009

Sobre el perspectivismo, vasos, manzanas y distancias kilométricas

No hace demasiado tiempo al volver de las conocidas Pozas de Arnedillo por esa carretera berona que parece estar enamorada del nacimiento del Río Cidacos me sorprendió un cuestionario oral que según su creadora define perfectamente a una persona.

Este cuestionario se reducía a tres preguntas.

¿Prosa o verso?
¿Gatos o perros?
¿Playa o montaña?


Después de contestarlas le dije que a mi parecer, para que ese método fuera infalibe faltaba al menos una pregunta, 'el vaso, ¿medio lleno o medio vacío?'

Cierto es que la respuesta a esta pregunta, a medida que pasa el tiempo no tiene por qué ser la misma, ya que como dijo Ortega y Gasset, 'Yo soy yo, y mis circunstancias' pero creo que suele definir muy bien a una persona porque el optimismo, así como el pesimismo que pueda tener la misma, se aprecia en cuestiones como ésta.

Es curioso cómo para los mediollenistas, los problemas siempre se pueden afrontar con garantías de poder superarlos, las distancias no dejan de ser números que te recuerdan que una persona a la que te gustaría ver más a menudo está a 621 km, que en ese viaje que siempre has querido hacer recorrerás 1324 km, o que la parada de metro más próxima está a 200 metros.

Pero esta tribu no habla de distancias por pensar que esa persona está demasiado lejos, o que ese viaje es demasiado largo o que da mucha pereza ir a la parada de metro, sino porque se suelen acordar a menudo de la primera, porque pasado mañana o cuando sea empezarán el segundo o porque saben que después de recorrer esos 200 metros hasta la tercera irán a encontrarse con La Latina, Lavapiés o Malasaña, de nombre Manuela.

Aún así, esta forma de ver la vida, no deja de ser eso, una perspectiva que no te asegura que aunque tú estés viendo una manzana apetitosa, con ese color rosado que le da la Adobería, otra persona que esté enfrente tuyo con la consiguiente perspectiva opuesta pueda apreciar que está podrida.

Es ahí cuando el perspectivismo salta con el número 10 al terreno de juego y distribuye el juego para intentar ganar el partido. Esperemos que le ovacionen y que tras el partido se pueda celebrar la victoria en Canaletes, en la Cibeles e incluso en Neptuno.

Por si os interesa, en su día respondí, verso, gatos, playa y el vaso...medio lleno (aunque también tengo que reconocer que si la útlima pregunta me la hicieran en el Moloko con mi copa de brugal-cola en la mano, probablemente hubiera contestado medio vacío...por aquello de las circunstancias).